lunes, 13 de febrero de 2017

JORGE MANRIQUE: COPLAS A LA MUERTE DE MI PADRE

COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE (Jorge Manrique)

Las Coplas lamentan la muerte de padre del autor, remontándose desde la muerte como tema general a los ejemplos de muertes ilustres y finalmente a la muerte del personaje. El poeta, sin romper la unidad de tono, filosofa sobre la inestabilidad de la fortuna, la fugacidad del tiempo, las ilusiones humanas y el poder igualatorio de la muerte a lo largo de cuarenta estrofas llamadas coplas de pie quebrado o sextillas manriqueñas; cada una de ellas es una sextilla doble y tiene, por tanto, doce versos, de los que son octosílabos el primero, segundo, cuarto y quinto y tetrasílabos tercero y sexto; los tetrasílabos pueden ser en apariencia pentasílabos algunas veces, pero es cuando el verso anterior termina en aguda, por la métrica ley de compensación.
Se ensalza la figura del fallecido, junto con ataques más o menos directos a quienes han sido, de una forma u otra, enemigos del padre o de la familia Manrique. Así, personajes como don Álvaro de Luna, quien tantas desdichas trajo a esta familia, aparecen en situaciones poco ventajosas —este personaje aparece muerto—. Lo mismo ocurre con la forma en la que es tratado el cambio social que se está sufriendo en España en esa época, donde se está produciendo un cambio entre dos mundos completamente diferentes, el mundo feudal (característico de la Edad Media, con sus tres estamentos bien delimitados) está dejando paso al mundo renacentista (Edad Moderna), en el que surgirá una nueva clase social –la burguesía-, y en el que los tres estamentos anteriores ya no serán tan impermeables, sino que la posición de una persona puede verse alterada según el dinero que posea. El poema se compone de 40 coplas escritas en octosílabos con versos de pie quebrado, bajo la forma de doble sextilla de tercetos simétricos, en los que a dos octosílabos sigue un verso corto (el pie quebrado) que puede ser tetrasílabo, o pentasílabo si es posible hacer sinalefa con el verso anterior o este finaliza en sílaba aguda. La doble sextilla manriqueña presenta la siguiente disposición de las rimas: abc: abc-def: def.
Se pueden distinguir tres partes:
1ª parte(coplas I-XIV): (sobre la muerte) La primera parte, compuesta por las primeras catorce coplas, se caracteriza por la reflexión y las metáforas de la vida y de la muerte, siguiendo la idea de San Agustín, fruto de su interpretación de las ideas platónicas, de que esta vida está para usarla como medio para la ascensión al cielo, y no para disfrutarla, así como por el uso de un “yo poético” en primera persona del plural que pretende inculcarnos y hacer sentir como nuestras las ideas que en el poema aparecen.
2ª parte (coplas XV-XXIV): (sobre la gente que ya ha muerto, que ha pasado por este trance) Se emplea la interrogación retórica del ubisunt( se usa para preguntar por personalidades y bienes ya desaparecidos.) («¿dónde están?», tópico medieval que caracteriza la segunda parte de las Coplas) con mucha frecuencia, siempre en forma de pregunta retórica («¿qué se hicieron?», «¿cuál se para?»), y usualmente tras largas enumeraciones, para mostrar que todas las cosas de este mundo son, al final, perecederas, como la propia vida terrenal. Por último, una característica interesante es que, como pretexto para concretar sus ideas, ajusta cuentas con los enemigos del padre, empleándolos como ejemplos de lo que no debe hacerse.
3ª parte (coplas XXV-XL): (sobre su padre) Es la parte de las Coplas que consiste en la elegía propiamente dicha, y donde por primera vez aparece el padre, del que hasta entonces no habíamos oído hablar. Si antes aplicaba a ejemplos de la historia reciente las cuestiones generales propuestas en la primera parte, ahora las va a concretar en Rodrigo de Manrique, alabando cómo en todo momento cumplió con lo que se nos ha dicho que “debe hacerse” en las dos partes anteriores del poema. Dentro de esta tercera parte, podemos hacer una segunda división:
·Parte primera: De la copla XXV a la XXXIII. Consiste en un retrato de la vida del padre. El “yo poético” pasa a ser genérico. En estas coplas se ensalza al padre y a sus virtudes, haciendo hincapié en el hecho de que cumplió como el que más con los deberes del estamento al que pertenecía (nobleza) para tener derecho a la vida eterna. Estos deberes consistían en la lucha contra el infiel. Un hecho curioso de esta parte es que su última copla, la treinta y tres, acaba con una coma, no un punto.
·Parte segunda: Abarca desde la copla XXXIV hasta la última, la XL. Podría catalogarse como una suerte de obrita teatral, ya que Manrique cede el “yo poético” a diversos hablantes, la Muerte (que ensalzará al padre, para que las alabanzas a éste no sean siempre puestas en boca de Manrique), o su padre mismo. Nos muestra cómo Rodrigo de Manrique cumple con su deber de “morir bien”, y no oponerse a los designios divinos. Otra característica importantísima es la aparición de una “tercera vida”, la fama, idea fundamentalmente renacentista.

TRABAJO REALIZADO POR FELIPE MARTÍNEZ FRUGONI

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